En Edify, creemos que la enseñanza es más que un trabajo: es una vocación. Cuando hablamos de “la enseñanza como una misión”, nos referimos a educadores que ven su trabajo como una respuesta a la invitación de Dios a servir, formar y discipular a la próxima generación.
El maestro más grande
Jesús, el maestro más grande, da ejemplo, no solo a través de Sus palabras, sino también a través de Sus acciones. En Marcos 10, cuando otros intentaron alejar a los niños, Jesús los recibió con los brazos abiertos y dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos”. Marcos 10:14 (NVI). Él vio, conoció y valoró a cada niño como portador de la imagen de Dios. De la misma manera, los educadores centrados en Cristo siguen el modelo de Jesús al acoger, valorar y discipular a cada estudiante a su cargo.
El discipulado ocurre en el aula todos los días. Ya sea dirigiendo una devoción matutina, guiando una conversación difícil, modelando la paciencia y el perdón, o enseñando matemáticas, los maestros tienen oportunidades diarias para discipular a los estudiantes mientras educan, señalándolos hacia la verdad y la gracia. Al seguir el ejemplo de Jesús de ver y acoger a cada niño, los maestros de Edify aportan nueva profundidad, alegría y significado al aprendizaje.
La enseñanza como una misión
La enseñanza como una misión también significa crear un ambiente de aula de sanación. Se trata de apoyar a los alumnos con necesidades especiales, responder a cada momento con atención centrada en Cristo y promover el crecimiento arraigado en el amor de Dios. Cada alumno es visto y valorado, no solo por sus habilidades, sino por su identidad como portador de la imagen de Dios.
En Edify, defendemos a los maestros que abrazan esta misión. Sus aulas se convierten en lugares de esperanza y transformación, donde la excelencia académica y el crecimiento espiritual van de la mano, y cada estudiante es invitado a florecer.