Esta primavera, nuevas raíces se afianzaron a medida que el trabajo de Edify se profundizó en Etiopía, desde la instrucción en el aula y la tecnología educativa hasta la integración bíblica y el desarrollo del liderazgo. No de manera grandiosa y con trompetas, sino en espacios cotidianos: los planes de lecciones, las salas de profesores, las devociones matutinas y la forma en que los estudiantes ahora hablan de Dios con la misma facilidad con la que hablan de su mejor amigo.
En la pequeña pero creciente Academia Mintesnot, escondida en las afueras de la ciudad, ese crecimiento está en todas partes. Se puede sentir en la presencia constante de la propietaria de la escuela, Bzunesh Jorge, cuyas palabras transmiten tanto determinación como gracia. Cuando se le preguntó cómo su asociación con Edify ha transformado su escuela, respondió lentamente, como si cada línea hubiera sido vivida.
“Estamos aprendiendo cómo integrar este enfoque en materias como Matemáticas y Ciencias Ambientales sin desviarnos del tema, sino integrando la verdad y una perspectiva centrada en Cristo. Creemos que cuando a los estudiantes se les enseña de esta manera, se convertirán en ciudadanos productivos, éticos y responsables. Esta capacitación fue diseñada con ese mismo propósito en mente, y ha sido increíblemente impactante para nosotros… Tuve el privilegio de asistir yo misma a la capacitación”, continúa, “y nuestros maestros también han participado varias veces. Como resultado, su capacidad ha mejorado enormemente. Desde nuestras interacciones diarias con los estudiantes hasta la forma en que los discipulamos, la capacitación ha traído un cambio positivo en nuestra mentalidad y práctica”.
Bzunesh habla de transformación con tranquila convicción, describiendo cómo sus estudiantes ya están creciendo para convertirse en nuevos tipos de líderes. Una mañana lo ilustró perfectamente: el sol salió suave y brillante, iluminando el patio de la escuela como un escenario. Cincuenta estudiantes estaban de pie con anticipación, con los rostros inclinados hacia arriba, esperando. Un niño, de no más de diez años, se paró frente a ellos, con codos delgados, manos nerviosas, y comenzó a compartir la parábola del hijo pródigo. Después de cada línea, los estudiantes respondieron al unísono, “¡OK!”, sus voces resonando por todo el espacio. El rostro del maestro brillaba, y algo cálido se instaló en el patio: alegría, santa e inconfundible.
“Les contamos a nuestros estudiantes sobre los valores de la Biblia a través de historias”, dice Bzunesh. “Si elijo a uno de ellos y le pido la historia de Daniel”, sonríe, “él o ella hará lo mismo”. Cada semana, la escena se repite; otro estudiante da un paso adelante, y el patio se convierte en un lugar de tranquila transformación a medida que el crecimiento continúa abriéndose camino a través de la escuela.
Lydiya, una Christ-Centered Education Officer en Etiopía, resume el movimiento: “Dios está haciendo cosas maravillosas en nuestro país y nos está apoyando para que florezca una generación temerosa de Dios”.
Esta generación de estudiantes se está anclando en algo duradero, algo verdadero. No están simplemente memorizando versículos de la Biblia, sino viviendo la historia de Dios ellos mismos; firmes en la fe, arraigados en la verdad y creciendo fuertes en un suelo que ha sido probado y redimido.
Vea el video del valiente estudiante
aquí
.



