El Salvador es pequeño en tamaño pero grande en historia, rebosante de vida, belleza y posibilidades. Y, sin embargo, bajo la superficie de su vibrante cultura se esconde el silencioso peso de las dificultades. En hogares donde el trabajo es incierto y la oportunidad parpadea como una farola defectuosa, la educación no siempre es fácil. Para muchas familias, el aula se siente como una puerta cerrada, justo fuera de su alcance; sin embargo, en los márgenes, algo inesperado está echando raíces.
Raíces fuertes
En 2024, Edify amplió su Programa Escolar Central en El Salvador, llegando a 95 escuelas. Fue más que una estadística; fue una señal de nuestra dedicación a invertir profundamente en las escuelas con las que colaboramos.
En las escuelas comprometidas con nuestro Programa Central de 3 años, el cambio se mide no solo por los resultados de los exámenes o las cifras de matriculación, sino por las historias que se desarrollan cada día. Los profesores ya no son solo instructores; son discípulos, animadores y líderes. Los estudiantes no solo están de paso por el sistema; están arraigados en una verdad que va más allá del aula.
El apoyo de nuestro personal local en El Salvador no solo fortalece las escuelas; fortalece las comunidades a las que sirven. Un profesor capacitado se convierte en una fuente de estabilidad. Un aula financiada con un préstamo se convierte en un espacio seguro. Un plan de estudios integrado con una cosmovisión bíblica se convierte en el espacio en el que el carácter de un estudiante toma forma.
Una directora de escuela, Delmy de Ayala del Colegio Rodolfo Meyer, compartió su reflexión:
“El Programa Escolar Central ha sido de enorme beneficio y bendición para nosotros. En primer lugar, como escuela y equipo, nos ha ayudado a estructurar mejor nuestro trabajo y a alcanzar objetivos como escuela que antes no teníamos tan claros. En segundo lugar, nuestros estudiantes se han beneficiado de… que hayamos realizado cambios y adoptado iniciativas para ellos. Ahora estamos trabajando en áreas que antes estaban descuidadas o eran desconocidas en nuestra escuela. Después de un año de trabajar con el programa, hemos logrado ver mejoras y progresos verdaderamente significativos, tales como: un plan de formación docente, la alineación con los requisitos gubernamentales, programas de liderazgo para nuestros estudiantes, formación Christ-centered en el plan de estudios y otras áreas que están en progreso”.
Estas escuelas ya no están esperando la transformación; la están viviendo.
Viviendo la transformación
El camino por delante aún es largo. El Salvador sigue siendo una nación con profundas necesidades y desafíos complejos, pero la historia no se trata solo de lo que falta; se trata de lo que se está desarrollando en los huecos.
A través del Programa Central de Escuelas, Dios está llenando espacios que antes estaban vacíos con aprendizaje, fe y esperanza; transformándolos en centros vibrantes de crecimiento. Con el tiempo, estas semillas florecen en estudiantes que lideran, profesores que Edify y escuelas que brillan como faros en barrios que anhelan la luz.
En El Salvador, la transformación puede que no llame a la puerta con fuerza. A medida que se construye y emerge silenciosamente en las aulas, trayendo luz, la fe y el aprendizaje caminan de la mano.



